Ahora que se acerca el verano y la época de disfrutar del sol mientras tomamos un aperitivo en una de las muchas terrazas de nuestra ciudad ¿quién puede resistirse al frescor y sabor de un vermú?
Sin embargo, pocos saben que es una de las bebidas alcohólicas más antiguas de las que tenemos constancia, y que nació casi a la par del vino. A continuación te descubrimos su origen y cómo se elabora.
Origen del vermú
Las primeras referencias al vermú las encontramos en Egipto, Grecia y Roma en donde la mezcla de vino y especias se usaba con fines medicinales. Su invención se atribuye a Hipócrates, nacido en el 460 a.C, y cuya
fórmula se reprodujo durante toda la Edad Media bajo el nombre de “vino hipócratico”.
En otros países, como Alemania, existía una bebida similar llamada
wermut hecha de vino y ajenjo y de la que procede la palabra
vermouth que es como actualmente se conoce a esta bebida.
El vermú moderno nace en el siglo XVIII, y se atribuye su invención a Antonio Benedetto Carpano, quien introduce el primer vermú dulce en Turín (Italia) y que convierte a esta bebida en tremendamente popular, extendiéndose su uso en el siglo XIX al combinarse para formar cocktails famosos como el Martini o el Manhattan.
Elaboración del Vermú
La base de todo vermú es el vino, con una presencia aproximada del 80%, y el proceso de elaboración más común consiste en macerarlo en una barrica o en un recipiente conocido como tamburo donde reposará mezclado con un elevado número de hierbas aromáticas y extractos vegetales.
Una de las hierbas tradicionalmente asociadas a la creación del vermú es el ajenjo, pero también son muy comunes el hinojo, lavanda, romero, clavo, canela, camomila, vainilla, ruibarbo, cilantro, el anís estrellado y un larguísimo listado de hierbas, raíces, especias, frutas y flores.
Las cantidad de hierbas que contiene un vermú pueden llegar a oscilar desde treinta a cincuenta combinaciones para conseguir el sabor característico de una determinada marca. En el caso de los vermús rojos consiguen ese color añadiéndoles colorantes derivados del caramelo.
La maceración puede llevar semanas o meses para que se diluyan todos los compuestos, y el producto final tiene entre 15 y 22 grados de alcohol.
Dejar un comentario