La astringencia en el vino – Invinic - Luxury Wines
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La astringencia en el vino
La astringencia es una sensación en boca, suma de los gustos ácido y amargo, que produce sequedad y aspereza. A la hora de degustar un vino, éste es un valor negativo. Al contrario de la creencia popular, la bebida no mejora en calidad cuanto más astringente sea. Un vino puede ser contundente, tánico y tener mucho cuerpo, pero nunca astringente. ¿Qué factores pueden producir la astringencia en un vino? Esta sensación proviene de la piel y del raspón de la uva. El clima es un factor determinante ya que afecta especialmente al proceso de maduración de la fruta. Existen dos tipos de maduraciones en la uva: la fenólica (pulpa) o pelicular (piel). En la primera, al igual que cualquier fruto, la acidez del grano disminuye y aumenta la concentración de azúcares que marcan el grado de alcohol de la futura bebida. En cambio la maduración de la piel es más larga y compleja. Para que los taninos -partículas encargadas de proporcionar cuerpo al vino- estén bien maduros, es necesario tiempo. Si no es así, estos no maduran y quedan verdes aportando astringencia al vino. Por estos motivos, los grandes vinos tintos proceden de zona más frías o con oscilaciones de temperatura marcadas, que favorecen a las maduraciones largas de la uva. Asimismo, todos los vinos cuya maduración se haga con hollejos, si no tienen la madurez óptima, el producto corre el riesgo de tener notas de verdor en la cata. A su vez, si se incluye el raspón en esta fase y éste tampoco está maduro, el vino también tendrá sensación astringente. De este modo, los vinos con crianza –que realizan la maduración pelicular- necesitan que ambas maduraciones sean óptimas para que la bebida tenga cuerpo y taninos pero sea dulce y agradable.  

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